Y continuamos como ayer,
con esa rabia,
con ese rencor,
que, lentamente,
nos va matando de pena,
en estas aguas revueltas,
en las que nada nuestro amor.
Lágrimas colmadas con esta impotencia,
a la sazón de dolor...
que, arrastrando también,
ríos de soledad y resquemor,
brotan de mis entrañas,
renovando mi más profundo
y romántico yo.
Sueños marchitos,
en zonas recónditas del corazón,
yacen de todas aquellas idas y venidas,
de aquellos sentimientos
que un día, significaron fuego,
y ahora,
únicamente se descifran
como heridas enquistadas
que afloran en este sombrío valle,
completo de desorientados objetivos,
que aún no desean
dejar de caminar
ni que les deje yo,
morir de frío.
Nuestro declive,
no significa el mío.
De mi tercer libro: MIS POEMAS Y TU MÚSICA, 2020